jueves, 3 de noviembre de 2011

EL MUSEO REINA SOFIA

Una de las actividades extraescolares que se propusieron en el taller fue la de visitar el Museo Reina Sofia. En él teníamos que ver la exposición que había sobre la obra de Elena Asins y también dos salas permanentes que hay en el edificio, la de Richard Serra y la de Jorge Oteiza. La primera que vi fue la de Serra, y al entrar en ella me vi un poco perdido, ya que no sabia que era lo que debia hacer o ver ante lo que se presuponia que era una "obra de arte". Además también me pareció que lo que había expuesto era algo muy elemental ya que sin analizarlo profundamente son basicamente bloques rectangulares y cuadrados de acero puestos sobre el suelo paralelamente unos de otros. Asi que enseguida me fui de la sala un poco decepcionado, ya que si a un artista le dan una sala permanente en el Museo Reina Sofia se supone que es porque la obra expuesta merece la pena, y quizá yo no supe apreciarlo.  

Lo siguiente que vi fue la exposción de Elena Asins, que fue una de las iniciadoras del dibujo en España por ordenador y una de las precursoras del arte conceptual en España. La obra de Elena Asins se fundamenta en la contraposición de dos colores: el blanco y el negro. La autora juega con las formas geometricas y con las sombras que estas proyectan sobre las inmaculadas mesas y paredes blancas. En las piezas presentes en las fotos, se pueden apreciar una clara relacion con los cuadros ya en ambas aparecen formas geométricas similares que se representan en la serie de cuadros alternando la parte vacia con el blanco y la parte material con el negro. En contra de esto en la sala oscura pasa lo contrario siendo el negro el color que representa el vacío.




Por último, conocimos en persona algunas piezas de la obra de Jorge Oteiza, autor que estamos estudiando en el taller. La obra de Jorge Oteiza se fundamenta en la desocupación del espacio, y en la sala se muestran desocupaciones de esferas, de prismas y de cubos. Particularmente, creo que Oteiza desocupa el espacio, mostrando lo que hay dentro de él, con el objetivo de que el espectador se de cuenta de ese interior y del fluido del espacio y lo vuelva a rellenar mentalmente hasta alcanzar el punto en que la pieza o estatua volviese a estar cerrada.